“Si hoy día nosotros estamos viendo una cierta capacidad de Irán en lo que está ocurriendo en el Medio Oriente, la pregunta es cuánto de eso va a transferir en ventas, en tecnología y en entrenamiento a Bolivia”, señaló el general, entrevistado por el portal de noticias chileno Ex Ante.
Griffiths, que es doctor en Estudios Americanos con mención en Relaciones Internacionales y Jefe de Estudios en Seguridad y Defensa de la fundación Athenalab, destacó que el acuerdo entre Bolivia e Irán marca la culminación de una serie de acuerdos previos entre ambos países, con una trayectoria que se remonta al año 2007 con un entendimiento estratégico inicial.
El acuerdo de 2023, según Griffiths, va más allá de aspectos como el control de fronteras y el narcotráfico, abarcando la posible venta de drones, sistemas avanzados de inteligencia, ciberseguridad y capacidades de cohetería.
En Argentina también se han producido opiniones de fuerte preocupación por el acuerdo de Bolivia e Irán. La semana pasada, la ministra de Seguridad de ese país, Patricia Bullrich, dijo que unos 700 militares de élite iraní podrían estar en la frontera sur boliviana. El gobierno del presidente Luis Arce protestó por esas declaraciones.
El experto chileno señaló que la importancia del acuerdo entre Bolivia e Irán radica en cómo la transferencia de tecnología y de seguridad podría afectar la dinámica regional, especialmente considerando la posición geopolítica de Bolivia en Sudamérica y su riqueza en recursos minerales como el litio y el uranio, elementos de interés para Irán en su desarrollo militar.
Sobre la posible presencia de Hezbollah, un grupo irregular basado en el Líbano y que es apoyado por Irán, en la zona de la triple frontera Brasil-Paraguay-Argentina, Griffiths enfatizó la necesidad de contar con información concreta y un sistema de inteligencia robusto para evaluar adecuadamente estas denuncias.