Una protesta convocada para este sábado frente al domicilio de la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, luego de que el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires instalara un conjunto de vallas en torno a su vivienda, derivó en disturbios entre los agentes policiales y un grupo de manifestantes afines a la también expresidenta (2007-2015) del país.
“Durante unas horas tuvimos la manifestación de un grupo de personas que se manifestaron pacíficamente, hasta que llegaron los violentos de siempre y empezaron a empujar, voltear las vallas, atacar a los policías (….)”, aseguró el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel, en declaraciones a los medios de comunicación.
Los incidentes comenzaron al final de la tarde cuando un pequeño grupo de simpatizantes kirchneristas tiraron las vallas y avanzaron hacia el edificio donde vive la vicepresidenta, ubicado en el barrio capitalino de Recoleta.
Los agentes antidisturbios cargaron posteriormente contra los manifestantes, utilizando un camión hidrante para dispersar a la multitud, que respondió con forcejeos y ataques a los vehículos policiales.
No obstante, fuentes oficiales también informaron que alrededor de cinco policías resultaron heridos y cuatro personas fueron detenidas durante los incidentes ocurridos en las inmediaciones de la casa de Kirchner, donde los simpatizantes K se enfrentaron con infantería, luego de voltear las vallas que cercaban el domicilio, publicó Los Andes.com.ar.
Aunque, Felipe Miguel dijo que destaca el buen accionar de la Policía, que sólo usó agua para disuadir y dispersar.
Desde este lunes, un grupo de militantes políticos, sociales y estudiantiles mantuvo una vigilia en torno a la vivienda de la expresidenta, después de que un fiscal federal solicitara una condena de 12 años de prisión en su contra por presuntos delitos de corrupción.
Sin embargo, el domicilio de Cristina Fernández amaneció este sábado con un conjunto de vallas en sus inmediaciones que impedía la congregación de manifestantes en el lugar, una medida impulsada por el Gobierno porteño, encabezado por el opositor Horacio Rodríguez Larreta, para “garantizar el orden público, la paz social y la convivencia” entre los vecinos.
La instalación del vallado causó un fuerte rechazo entre los seguidores de la expresidenta, quienes acudieron al lugar para expresar su molestia ante esa iniciativa.