El pasado resplandece en la tradición carnavalera de Potosí

En las páginas amarillentas de la historia, el carnaval de Potosí emerge como un espectáculo vibrante, donde el pasado se entrelaza con el presente en una danza eterna de tradiciones y celebraciones.

Remontándonos a tiempos remotos, el desenfreno carnavalero en Potosí era un torbellino de entretenimiento que desafiaba los límites de la imaginación. Bajo el cielo iluminado por fogatas y teas, la Plaza del Regocijo se convertía en el escenario de una fiesta infernal, donde la corrida de toros y los combates entre bandos eran el centro de atención.

Las crónicas del historiador Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela nos transportan a una época de cuadrillas belicosas, donde los agravios del año encontraban su desenlace en batallas sangrientas y juegos «deshonestos». Era un carnaval de excesos y exuberancia, donde la violencia y la algarabía se mezclaban en una explosión de emociones.

Arzáns de Orsúa y Vela, leal potosino que se glorió en relatar los extraños y memorables sucesos acaecidos en Potosí, describe cómo fue el carnaval potosino en tiempos antiguos: “Eran cuadrillas de hombres y mujeres, animadas frecuentemente de una intención bélica; con sus banquetes, trajes pintorescos, bailes y juegos ‘deshonestos’; con sus saldos de muertos y heridos cruelmente porque ‘los agravios y venganzas de todo el año se guardaban para aquellos días’”.

La corrida de toros, con su espectáculo de bravura y peligro, era el punto culminante de la celebración. Sin embargo, con el paso de los siglos, el carnaval potosino evolucionó, transformándose en una celebración más familiar y apacible. Los juegos con harina y almidón se convirtieron en una tradición arraigada, mientras que las comparsas carnavaleras llenaban las calles con música y color.

En la época colonial, las comparsas eran el alma del carnaval, con nombres llamativos que resonaban en las estrechas callejuelas de la ciudad. Desde los balcones antiguos, la gente arrojaba agua y harina sobre los integrantes de las cuadrillas, en un gesto de complicidad y alegría compartida.

Las estaciones, donde las comparsas descansaban y eran agasajadas por sus padrinos, añadían un toque de camaradería y generosidad a la festividad. Y al final del día, el Pampón, hoy Plan 40, se convertía en el epicentro de la celebración, con parrilladas de cordero y llama, además de música que marcaban el fin del carnaval.

Hoy en día, las comparsas históricas como «Los Cumas», año 1912, siguen siendo recordadas con cariño y nostalgia, manteniendo viva la esencia del carnaval potosino a lo largo de los años, describe la cuenta en redes sociales de Facebook, “Historia y Leyenda de la Villa Imperial de Potosí – Bolivia”.

En cada comparsa, en cada baile, en cada risa compartida, el espíritu del pasado resplandece, recordándonos que el carnaval de Potosí es mucho más que una simple festividad, es un vínculo con nuestras raíces y una celebración de nuestra identidad colectiva.

Por décadas, según el portal, mantuvieron las costumbres pasando de generación en generación hasta llegar al siglo XX. Estas son las comparsas recordadas:

 

Hell Angel’s

Heavy Metal

Fellowship

Caribes

Fledermouse

Freedom

Danger

Company

The only great

Galácticos

Ch’keas

Jotas

Ágatas

N.d.i.

V.a.s.

Number One

S.V.U.

Splendid

K’achas

Ravens

Linces

Lajra Campanas

K.C.C.

Garp’j

Bad company

Gangochos

Sol Sipap

Muertos

Los Ángeles

Bonnes

Kamadeva

Gypsies

Cebollitas

Gavers

The jokers

Y.E.S.

Atralid

Traviesos

Kaj’chalos

Black Demons

Restles

Sangre

Viquingos

Cascaritas

Venenos

Cortapalos

Los perros

Q.T.I.

Los curas

Ñass