La falta de lluvias y la sequía en el Lago Poopó, que solía ser el segundo lago más grande de Bolivia con una superficie de 2,337 kilómetros cuadrados y una profundidad de 2.4 metros, ha dejado la superficie completamente seca, sin una sola gota de agua.
Al menos 30 municipios en la región de Oruro se declararón en estado de emergencia, afectando a más de 700 comunidades que dependían del lago para su subsistencia. Las 86 familias que aún permanecen en la zona se sienten desamparadas y han perdido su principal fuente de sustento, la pesca.
Erasmo Zuna, alcalde comunal de Phuñaca Tinta María, que es parte del pueblo Uru, lamenta la dramática transformación que ha sufrido el lago Poopó desde 2013, cuando comenzó a secarse.
«Queremos que el Gobierno departamental se acuerde de nosotros, estamos bien afectados porque vivíamos de la pesca, nos sentimos sin papá y sin mamá, estamos huérfanos», expresó Zuna.
Además del lago Poopó, el lago Uru Uru también ha sido gravemente afectado, pasando de 250 kilómetros cuadrados de superficie a tan solo 10 kilómetros cuadrados de agua.