Representantes del Instituto de Biodiversidad y Biotecnología (Inbiotec) señalan que 20 años de investigaciones «han echado por tierra» el «mito» de que la soya transgénica tiene mayor rendimiento que la convencional, basada en prácticas agroecológicas y controladores orgánicos. A pesar de esta realidad verificada en campo, las presiones crecen para la liberación de un nuevo evento de soya y otros cultivos, incluso del que Bolivia es país de origen.
“De la soya tenemos dos especies: la nativa que es libre de lipoxigenasa y la Serere, y los rendimientos están entre 2,3 y 2,5 toneladas por hectárea (Tn/Ha)”, afirma Miguel Crespo, director de Probioma, desde las instalaciones del centro agroecológico ubicado en San Luis, a 55 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz.
De acuerdo a datos estadísticos de la Fundación Tierra, entre el 2005 -año en que se introdujo la soya transgénica RR al oriente boliviano- y 2019, el rendimiento aumentó en solo el 16,3%, comparando el promedio de los primeros tres años, de 1,72 (Tn/ha) con el promedio de los últimos tres años (2,0 Tn /ha), lo que significaría que la soya convencional o nativa tiene mejores rendimientos que la transgénica, que requiere un paquete de agroquímicos.
“En los últimos años hemos visto con mucha preocupación que si bien cuestionamos a la soya transgénica, nos teníamos que plantear producir soya orgánica y se consiguió la variedad nativa de soya, que no se oxida y debería ser utilizada para el desayuno escolar. Anapo nos regaló 400 gramos de lo que le quedaba (de soya orgánica) y con eso hemos empezado el proceso de reproducción”, explica el agroecólogo.
Incluso, señala que en un día de campo realizado en instalaciones de Probiotec que consta de 12 hectáreas de cultivos agroecológicos, varios de los agroindustriales se rindieron a las bondades de los controladores biológicos que combaten plagas y protegen las semillas.
“Con los 400 gramos de soya nativa se empezó a trabajar y hubo una alternativa en la producción de soya, hay mejoramiento genético y estamos en proceso de multiplicación y que sea una alternativa de proteína vegetal de consumo humano. Se hizo un día de campo para mostrar las variedades de soya que sirven para la leche de soya”, afirma.
En los laboratorios se producen los controladores biológicos microbianos que están siendo una alternativa para los productores. Los fungicidas orgánicos y acaricidas, según Crespo, aseguran el máximo rendimiento sin dañar el medioambiente y forman parte de la línea de Probiotec.
El Instituto de Biodiversidad y Biotecnología (Inbiotec) ha capacitado a más 2.200 personas en más de 20 años, entre productores, ganaderos y profesionales, tanto en el manejo ecológico de plagas, el control biológico y también la forestería análoga.
Los cursos también se centraron en prácticas de sanación de bosques, cromatografía de suelos, biotecnología, recursos genéticos y transgénicos, identificación de organismos genéticamente modificados (OGMS), ecoturismo comunitario, gestión local de áreas protegidas, monitoreo socioambiental de megaproyectos de desarrollo, educación ambiental y certificación local.
En las 12 hectáreas que comprenden las instalaciones se han desplazado cuatro áreas de producción: en la primera está toda la propuesta agroecológica donde se realizan los cursos de capacitación y producción de frutas y hortalizas orgánicas y se demuestran en parcelas muy pequeñas y otras más grandes la posibilidad de hacer agroecología y producir diversidad de cultivos permanentemente.
“Rompemos el mito de los monocultivos cada cuatro meses; tenemos el área dos, donde hay cultivos extensivos y sembramos soya, maíz, sorgo, son casi dos hectáreas rodeadas de bosques con cortinas y corredores biológicos”, explica.
En el área tres hay una diversidad de frutales, hay 13 variedades entre cítricos, frutas, un modelo de una finca ecológica, no hay maquinaria pesada, no hay tractores, pues se emplea tecnología apropiada con el medioambiente y se demuestra que eso es posible.
“Estamos entre dos áreas protegidas sobre un terreno que era un barbecho explotado, abandonado, pero se lo fue restaurando durante 28 años, y la naturaleza hizo su trabajo, luego se introdujo especies nativas y se logró hacer su restauración, sin el uso de químicos, es una especie de pascana”, afirma el especialista en agroecología. Crespo explica que cuando se implementó el laboratorio, se plantearon desde Inbiotec mirar la gran producción agrícola, ya que varios sectores productivos señalaban que era imposible el control biológico en grandes parcelas y que solo servían para pequeñas áreas.
“Nos decidimos el desafío, y se trajo los laboratorios de manera que sea un bioparque, casi el 75% de los consumidores de los controladores biológicos son empresas de diferentes tamaños, y no necesariamente para hacer producción orgánica, pero se están usando algunos productos para proteger las semillas de las enfermedades”, afirma.
Soya transgénica HB4 en evaluación
A pesar de la constatación del rendimiento de la soya orgánica, el sector del agronegocio e incluso los interculturales afines al Gobierno presionan para la liberación de nuevos eventos transgénicos de soya y de otros cultivos, incluso del que el país es origen.
El 20 de julio, el Comité de Bioseguridad Alimentaria aprobó que el evento de soya transgénica resistente a la sequía HB4, presentado por la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) y el laboratorio argentino Bioceres, pase a la etapa de “evaluación de riesgo”.
La información fue proporcionada por el ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Remmy Gonzales, quien explicó hace diez días que: “El Comité de Bioseguridad ha evaluado la solicitud de Anapo y ha emitido una resolución administrativa en la que acepta esta solicitud, para que pueda pasar a la evaluación de riesgo”. Y acotó que en esta campaña de verano, que empieza a partir de octubre y noviembre, se hará la primera evaluación del HB4.
La CAO apunta al maíz
La Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) ante la caída de la producción del maíz convencional, demandó también al Gobierno la liberación inmediata de eventos genéticamente modificados utilizados y aprobados en el Mercosur, la importación inmediata de maíz para suplir la escasez actual, además de la dotación de maíz en función de la cantidad aceptada y registrada de cada productor sin imponer topes.
En análisis de Miguel Crespo, de Probioma, el sector agroindustrial emplea de manera muy interesada el término de biotecnología al referirse a cultivos transgénicos, cuando la agroecología se vale de la biotecnología para mejorar los cultivos, pero con sistemas orgánicos y naturales.
Según la CAO, la producción de maíz empezó a disminuir a partir de 2011, cuando se aplicaron restricciones a las exportaciones, y que la caída se hizo más fuerte a partir de 2018, desde un principio alertamos a las autoridades de turno que estas medidas en el largo plazo generarían desabastecimiento.
“Las restricciones en la producción y los bajos niveles de rendimiento de semillas convencionales, no transgénicas, hace que la superficie cultivada sea cada vez menor, la especulación aumente y el costo del maíz se incrementa”, aseguró el presidente de la CAO, Óscar Mario Justiniano.
En ese marco demandaron la liberación inmediata de eventos genéticamente modificados utilizados y aprobados en el Mercosur.
“El uso de biotecnología permitirá incrementar la productividad sin aumentar la superficie cultivada, reducir los costos de producción y reducir el costo de venta del maíz amarillo duro”, aseguró el sector.
La situación se agravó cuando se verificó que en los silos de la estatal Emapa se almacenaron toneladas de maíz transgénico ingresado de manera ilegal al país desde Argentina, en momento en que se acusaba al sector privado de ocultamiento del maíz convencional.
La presión desde los interculturales
En el Confederación Sindical de Comunidades Interculturales Originarias de Bolivia aprobó en julio una resolución, por la que exige a la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) trabajar en una Ley Marco Regulatoria para el uso de biotecnología en cultivos transgénicos. Además que da un plazo de 90 días al Gobierno para que la norma se debata, socialice y se promulgue.
“Exigimos a nuestro Gobierno Nacional y la Asamblea Legislativa Plurinacional, trabajar en una Ley Marco Regulatoria parea el uso de biotecnología genéticamente modificado y cultivos extensivos y otros”, señala el primer artículo de la resolución de los interculturales.
La resolución señala que con este tipo de cultivos transgénicos se podrá enfrentar los cambios climáticos que afectan a la producción por fenómenos climáticos como la sequía, heladas, inundaciones, vientos, entre otros.“Para su cumplimiento damos un plazo de 90 días para que dicha norma se debata, socialice y se promulgue”, se lee en el documento.
Demandas van contra las normas vigentes
A pesar que la Ley 300 de 15 de octubre de 2012, Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral Para Vivir Bien y la Ley de la Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria prohíbe la introducción, producción, uso, liberación al medio y comercialización de semillas genéticamente modificadas en el territorio del Estado Plurinacional de Bolivia, otra vez se insiste con el uso de paquetes biotecnológicos.
El artículo 409 de la Constitución Política del Estado, señala que la producción, importación y comercialización de transgénicos será regulada por Ley. Sin embargo, la Ley de la Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria en su artículo 15, numeral 2 señala que: “No se introducirán en el país paquetes tecnológicos agrícolas que involucren semillas genéticamente modificadas de especies de las que Bolivia es centro de origen o diversidad, ni aquellos que atenten contra el patrimonio genético, la biodiversidad, la salud de los sistemas de vida y la salud humana”.
El numeral 7 del artículo 24 de la Ley 300 establece que una de las bases y orientaciones del “Vivir Bien”, es el desarrollar acciones de protección del patrimonio genético de la agrobiodiversidad, prohibiendo la introducción, producción, uso, liberación al medio y comercialización de semillas genéticamente modificadas en el territorio del Estado, de las que Bolivia es centro de origen o diversidad y de aquellas que atenten contra el patrimonio genético, la biodiversidad, la salud de los sistemas de vida y la salud humana.
La Confederación Sindical de Comunidades Interculturales Originarias de Bolivia, señala que “ La familia intercultural ha demostrado su compromiso firme e inquebrantable con la democracia, la patria y los intereses del pueblo, derrotando en las carreteras y en las urnas al Gobierno de facto hasta recuperar la democracia”, lo cual muestra la afinidad con el partido gobernante.