Fantasmas de una niña y hombre causan temor en el mercado Uyuni

Dos sectores en el mercado Uyuni de la ciudad de Potosí son protagonistas de leyendas urbanas sobre supuesta actividad paranormal. Los fantasmas de una niña y un hombre se convirtieron en el terror de los vigilantes en el baño y el comedor, respectivamente.

Raúl Alberto Poquechoque es una de las víctimas que siente los efectos sobrenaturales. Voces, ruidos, sillas que se agitan solas y hasta relaciones sexuales de parejas, son observados por el vigilante nocturno y así nos lo contó.

“Es pesado en el sector del baño donde está la virgencita”. Así describe el lugar donde presuntamente existe una formación siniestra de una niña.

“En el baño hay una niña. Por eso les digo a las encargadas de que el último baño tiene que dejar abierto, si lo dejan cerrado, es ahí donde aparece”, aseveró sobre la figura fantasmagórica que aparece en “mala hora” por las noches.

Comentó que ahí, al final del baño, se ahogó una niña hace años y, desde entonces, aparece la fantasma. “Ahí se ha ahogado una niña. El mal horario es de las doce (de la noche) adelante. Ya no entro. Tengo temor”, refirió visiblemente atemorizado.

La más fuerte energía negativa, así descrito por Poquechoque, es del hombre que aparece en el comedor del mercado. El fantasma causaría un efecto físico de pesadez y dolor de cabeza.

El silencioso comedor pareciera que cobraría vida por las noches pues, según el vigilante, las sillas se agitan solas con un estridente ruido. “Hay otro hombre en el comedor, no sé cómo ha fallecido, de la ventana miramos y todas las sillas de las mesas del comedor hace recorrer”, describió el guardia de seguridad del mercado.

Poquechoque afirmó que para ahuyentar la espeluznante aparición y combatir los ruidos que genera usan, él y su compañero de trabajo, sus toletes. Con ellos hacen ruido fuerte para acallar al supuesto fantasma.

Por si fuera poco lo que les sucede por las noches, dijo que es testigo de las relaciones sexuales de parejas que buscan un lugar oscuro entre las cargas de los comerciantes.

El vigilante afirmó que “hacen sus relaciones sexuales” como nadie los vería, pero ahí están ellos. También, al igual que los fantasmas, les ahuyentan a las parejas en el momento más inadecuado.