Tres expertos economistas coinciden que el Presupuesto 2022 que asciende a más de 235 mil millones de bolivianos -recientemente sancionado por ley en el Senado- es inviable, ya que depende en un 40% de su financiamiento con deuda externa e interna.
“Sobre el Presupuesto 2022 hay una profundización de esta economía gastadora, endeudadoraproducto del endeudamiento interno, es más, el Presupuesto indica que el financiamiento externo se va disminuir más todavía (…). 40% de los recursos que se necesitan para financiar el presupuesto es con deuda, eso es inmenso”, afirmó a Brújula Digital el consultor financiero externo, Jaime Dunn.
Apuntó que el año 2021, el endeudamiento interno, se incrementó en más de 12.000 millones de bolivianos, lo que se constituye en el endeudamiento interno más alto de la historia de Bolivia, que sumado a la deuda externa del Tesoro General del Estado,ya ha superado el 50% del Producto Interno Bruto (PIB).
“El endeudamiento se da porque vamos a entrar al noveno año de déficit fiscal, y ahora hay que financiarlo. Entonces vienen la deuda externa y la deuda interna.
¿Qué es lo que ha cambiado dramáticamente y es muy peligroso, y es que el 2020 es un año en el que el endeudamiento externo ha sido más bajo que en el endeudamiento interno. El país se endeuda ya no yendo a los mercados internacionales”, sostuvo al referirse al fracaso que tuvo el Gobierno al pretender colocar bonos por 2.000 millones de dólares.
Por su parte, el PhD en Economía y docente universitario, Antonio Saravia calificó como el “Presupuesto del Horror” la asignación de recursos para el Estado.
“Esto te genera un Gobierno tremendamente grande, es un elefante, 235 mil millones de bolivianos que es el consolidado, equivale a 34 mil millones de dólares. Si queremos saber qué tan grande es esa plata hay que dividirla entre el PIB y el 2020 dio el 90%, si le haces el ajuste que vamos a crecer al 5% el 2021 y probablemente 5% el 2022, te da 84% del PIB”, reflexionó en un reciente análisis.
La deuda externa e interna ya ha pasado el 50% del PIB, y esto para Saravia es un “número mágico”, porque los organismos internacionales se fijan y dicen: “usted es muy riesgoso, así que ya no le vamos a prestar plata”. El segundo apunte, es que genera una burocracia enorme que tiene que justificar el pago de 500 mil funcionarios públicos, además de ser un país centralista porque solo el 12% se va a las regiones y universidades.
El exdirector del Banco Central de Bolivia (BCB), Gabriel Espinoza detalló que la deuda interna cuenta con tres fuentes de financiamiento, pues el Tesoro General del Estado puede obtener préstamos de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), del BCB y de caja y bancos, del dinero no ejecutado este año por las gobernaciones, municipios y universidades.
“La cifra de caja y banco suele estar por lo general 15 y 20 mil millones de bolivianos, pero el Presupuesto 2022 prevé una deuda interna que necesitará casi 40 mil millones de bolivianos, estamos hablando de 6.000 millones de dólares”, sostuvo.
El presupuesto 2022, según Espinoza, llevará a Bolivia a límites que ya no se podrá alcanzar el 2023, porque el proceso de recuperación tardará más años por varios factores como el contrabando, el desincentivo al sector privado, entre otros.
“Si liquidamos la capacidad de endeudamiento solo para sostener el Presupuesto de 2022, la situación que venga después es muy preocupante”, dijo.
La Cámara de Senadores aprobó la Ley del Presupuesto, que establece un total consolidado de más de 235 mil millones bolivianos, que se distribuirán entre las entidades del sector público, gobernaciones, alcaldías y universidades.
De acuerdo a la explicación del Gobierno, el 53% del PGE, estará destinado para los diferentes Órganos del Estado, el 31,6% para empresas públicas y el 14,6% restante, para instituciones financieras, instituciones de seguridad social, universidades públicas, administración departamental y entidades descentralizadas.
Los expertos también criticaron la decisión de seguir financiando a empresas públicas deficitarias como Comibol, EASBA, teleférico, Mutún entre otros.
El propio ministro de Economía, Marcelo Montenegro admitió que hay empresas estatales siguen registrando pérdidas. “Nuestras empresas a la fecha, en esta gestión ya han generado, la mayoría -utilidades positivas- y muchas que tenían pérdidas, cada vez las pérdidas son menores”.